jueves, 19 de enero de 2012

Resumen lectura. (II)

ANTI-DURING. F. Engels.

Qué es una concepción del mundo.

Una concepción del mundo no es un saber, no es un conocimiento en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Es una serie de principios que dan razón de la conducta del sujeto, a veces sin que éste se los formule de un modo explícito.  Una buena parte de la consciencia de la vida cotidiana puede interpretarse en términos de principios o creencias muchas veces implícitas, “inconscientes” en el sujeto que obra o reacciona.
Frecuentemente esos principios están explícitos en la cultura de la sociedad en que vive; esa cultura contiene por lo común un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida. La parte contemplativa está íntimamente relaciona con la parte práctica.
La existencia de una formulación explicita de la concepción del mundo en la cultura de una sociedad no permite averiguar cuál es la concepción del mundo realmente activa en la sociedad, pues, el carácter de sobreestructura que tiene la concepción del mundo no consiste en ser un mecánico reflejo de la realidad  social y natural vivida.
Las concepciones del mundo suelen presentar unas puntas muy centradas y conscientes en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico; esta segunda forma fue muy característica hasta el siglo XIX.  La filosofía sistemática se vio arrebatar un campo temático tras otro por las ciencias positivas, y acabó por intentar salvar su sustantividad en un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda ciencia.
Las causas por las cuales la pretensión de la filosofía sistemática acaba por caducar son varias; la causa principal es la constitución del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna, que se caracteriza por su intersubjetividad y pos su capacidad de posibilitar previsiones exactas.
Que un conocimiento es intersubjetivo quiere decir que todas las personas adecuadamente preparadas entienden su formulación del mismo modo.
La concepción del mundo contiene esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por los métodos decisorios del conocimiento positivo, que son verificación o falsación empíricas y la argumentación analítica.
La concepción marxista del mundo.
La “concepción materialista y dialéctica del mundo” está movida por la aspiración a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados: es una concepción del mundo explícita. La liberación de la consciencia presupone la liberación de la practica.
La concepción marxista del mundo no puede considerar sus elementos explicitos como un sistema de saber. El nuevo materialismo “no es una filosofía, sino una simple concepción del mundo, que tiene que sostenerse y actuarse no en una sustantiva ciencia de la ciencia, sino en las ciencias reales. En él queda “superada” la filosofía.
El materialismo es uno de los dos principios fundamentales de lo que Engels llama “concepción comunista del mundo”. El otro, es el principio de la dialéctica, que se inspira no tanto en el hacer científico-positivo cuanto en las limitaciones del mismo.
La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva. Su eliminación de factores irracionales en la explicación del mundo procede a través de una reducción analítica de las formaciones complejas y cualitativamente determinadas a factores menos complejos y más homogéneos cualitativamente, con tendencia a una reducción tan extrema que el aspecto cualitativo pierde toda relevancia.
El análisis reductivo practicado por la ciencia tiene regularmente éxito. Es un éxito descomponible en dos aspectos: por un lado, la reducción de fenómenos complejos a nociones más elementales, más homogéneas, desprovistas de connotaciones cualitativas; y por otra parte, el análisis reductivo posibilita a la larga la formación de conceptos más adecuados.

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